El viernes 15 de febrero de 2019 tuvo lugar otro año más la celebración de la festividad de Sant Raimon, patrón de la abogacía barcelonesa. Una vez más, la Abogacía de la ciudadanía condal no dejó a nadie indiferente ante la organización y reivindicación de una profesión que es -somos- garante de la legalidad, libre e independiente en el respeto de la ley y los derechos fundamentales; y, por añadidura, una Abogacía unida.

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Clausura.

Este tipo de encuentros no sólo demuestran que la Abogacía es un colectivo con un potencial inconmensurable en la sociedad civil sino que debe de ser su motor para aportar ideas en aquellas cuestiones que en el marco normativo no funcionan. Es una evidencia, o debería serlo. La decana María Eugenia Gay una vez más destacó la importancia de la presencia internacional del acto y la necesidad de tender puentes ante aquellas cuestiones que nos afectan a todos en el ejercicio profesional: captación de clientes, derecho de defensa, seguridad jurídica, tiempos procesales…

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Juan Gonzalo Ospina, la ministra de Justicia Dolores Delgado y la decana de Barcelona María Eugenia Gay.

De ahí, la importancia de trabajar juntos ante las adversidades con el fin de comprender que las puertas del siglo XXI van a revolucionar la profesión y que la abogacía tiene que adaptarse, evolucionar; de lo contrario, pereceremos en el cambio: una auténtica lástima y un resultado que no nos podemos permitir por nuestro carácter y nuestra misión esencialísima e insustituible en el Estado de Derecho.

Enhorabuena a la Abogacía barcelonesa. Gracias por su cariño y recepción, por su afecto y deferencia profesional; en definitiva, por hacernos sentir como en casa. Juntos, llegamos a los sitios, nos quedamos, pisamos fuerte y todo es más fácil y mejor.

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Juan Gonzalo Ospina y Erika Torregrosa.

 

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Juan Gonzalo Ospina con el decano del ICAM José María Alonso.