Buenas noches señoras y señores, personalidades, compañeras y compañeros, bienvenidos a la III Entrega de Premios de la Abogacía Joven Madrileña. Ya van siete meses del año, en los que hemos realizado más de siete jornadas de formación, cinco reuniones del colectivo, cinco jornadas institucionales, cinco informes de trabajo, con el fin de mejorar y de unir a la abogacía joven ¿Para qué? Para mejorar aquellas cuestiones que siguen quedando pendientes y poner de manifiesto las dificultades de nuestra profesión pues sólo conseguiremos nuestros objetivos si conseguimos la participación de nuestro colectivo: la abogacía joven.  Por eso estamos hoy aquí, para celebrar nuestra fiesta, nuestro día, porque queremos y creemos en nuestra profesión. La profesión que defiende la libertad. Sólo unidos, como colectivo, podremos tener fuerza para estar presentes en nuestra sociedad. Por ello, a todos mis colegas de profesión, a todas las abogadas y abogados que venís desde distintas partes de España, a los voluntarios de AJA Madrid, a todos y a cada una de las personas que hacen este proyecto realidad: muchas gracias.

Hoy quiero compartir con todos vosotros 3 ideas principales:

La primera es sobre el cambio. Algo está cambiando en la justicia, y ese cambio lo tenemos que liderar desde la abogacía. Un claro ejemplo de ello es el acto de hoy, en nuestra III Entrega De Premios De La Abogacía Joven Madrileña, contamos con dos Presidentas: Cristina Llop, Presidenta de la Abogacía Joven, y Victoria Ortega, Presidenta de la Abogacía Española, quien en particular tiene que estar mañana en Pamplona, pero ha decidido estar aquí apoyándonos. También contamos con la presencia del Ministro de Justicia que son su presencia muestra el compromiso institucional con los retos y dificultades que le planteamos desde la abogacía joven, que no son pocos.

Este cambio del que hablamos me lleva a la segunda idea: Los retos. España cuenta con los mejores ingredientes para tener la mejor justicia del mundo: jueces, fiscales y abogados, en los que su integridad moral es la nota predominante. Sin embargo, no es ajena a los retos propios de cualquier Estado: mayor independencia judicial, mayor seguridad jurídica, y mayores medios materiales para la justicia. Por ello debemos reivindicar nuestro papel como actores de la sociedad civil, que tiene la oportunidad de trabajar junto con sus instituciones, para mejorar la justicia de nuestro país como columna vertebral sobre la que se sustenta todo el sistema.

Por último la Justicia: ¿Cuál es la justicia por la que nos despertamos cada día? ¿Cuál es la justicia por la que decidimos se juristas? ¿Acaso no decidimos ejercer la profesión más bonita del mundo con plenitud, con respeto a la ley y a lo justo? Una justicia que proteja a la víctima y condene al culpable, pues esa es la justicia que anhelamos los juristas: una justicia sin colores políticos que añora una serie de reformas en las que queremos aportar y construir en la búsqueda de lo que en su día llamó Justiniano: “La constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho”.

Por ello, en un momento de inestabilidad política como el actual, en el que el debate jurídico no puede quedar ajeno a nuestro alrededor, hoy la abogacía reclama su sitio: busca su unidad y confía que, como actor jurídico que somos, tenderemos los puentes necesarios para aportar desde nuestra experiencia un sistema en el que lo justo sea una realidad.

Buenas noches y muchas gracias.

Juan Gonzalo Ospina Serrano

Presidente de la Agrupación de Jóvenes Abogados de Madrid